¿Te has preguntado alguna vez cuál fue el primer hotel del mundo?
Los hoteles nacen como resultado de una evolución social y cultural a lo largo de muchos años y su evolución responde como siempre a las necesidades que marca el mercado en cada momento.
Desde los tiempos bíblicos, se recoge la existencia de posadas, que no eran otra cosa sino casas privadas que ofrecían alojamiento humildes a visitantes de forma temporal a cambio de dinero.
Hasta el siglo XVIII no se empezó a combinar el hospedaje con el servicio de comida, dando nacimiento a las tabernas, pero sin que se prestara aún especial atención a la limpieza del establecimiento. Generalmente se compartían los dormitorios con otros viajeros y ésta incómoda situación llevó a la construcción de establecimientos más lujosos para los desplazamientos de los aristócratas, que preferían dormitorios privados con saneamiento y limpieza adecuada. Esto les llevó a hospedarse durante sus viajes en castillos repartidos por toda Europa, por cuya estancia, además de la condición indispensable de ser aristócratas, debían pagar un precio que no estaba al alcance del resto de la población. Ellos fueron quienes empezaron a acuñar el nombre de 'hotel' ,aunque como vemos, no es el concepto de hotel que tenemos hoy en día. Antiguamente, los hoteles estaban asociados a uso exclusivo de personas de alto poder adquisitivo, inaccesible al ciudadano común (que se hospedaba en lugares menos cómodos e higiénicos).
El salto cualitativo y cuantitativo más importante en cuanto al concepto de 'hotel', tiene sus orígenes en la época colonial en Estados Unidos y principalmente en los puertos marítimos donde atracaban los barcos que llegaban y salían desde y hacia Europa. Los establecimientos adoptaron el modelo de las tabernas de nuestro continente, hasta que en el siglo XIX, los dueños de las posadas de Norte América, animados por el continuo trasiego de viajeros y la creciente demanda, empezaron a hacer ampliaciones y mejoras en los establecimientos, equipándolas más adecuadamente y estableciendo los dormitorios para el uso de una o dos personas. El avance en cuanto a la calidad del servicio ofrecido o a la cantidad fue importantísimo y así, con una demanda en continuo crecimiento y encantada con este nuevo tipo de oferta, se inauguró en 1794 el primer hotel de EEUU en Nueva York, el City Hotel, con 73 habitaciones cuya construcción se llevó a cabo con el único objetivo de alquilar las habitaciones por noches y siempre para hospedaje, aunque dado el perfil del viajero que hospedaba, la oferta de este primer hotel también innovó en lo que se refiere a las zonas comunes, ya que tenía un salón donde sus clientes se reunían con fines mercantiles, dando de nuevo servicio a una necesidad de la demanda.
Este hotel fue pionero e inspiró la apertura de otros en ciudades como la Tremont House de Boston, el primer hotel que ofrecía habitaciones con llave, con lavabo y jabón. O el Hotel Madison House en Filadelfia de similar oferta. Desde el primer momento, los nuevos establecimientos norteamericanos estaban a disposición de cualquiera que se quisiera hospedar y pudiera pagar unas tarifas ya, bastante más razonables que las tarifas europeas cuyo acceso estaba solo limitado a la aristocracia.
Desde este momento, Europa siempre fue a rebufo de la industria hotelera Norteamérica, pionera también en la construcción de hoteles de lujo para quienes llegaban a la costa este norteamericana con muchos recursos económicos. Algunos de estos establecimientos mantienen hoy su nombre y fueron ya símbolo de gran lujo en el siglo XXI, como el Hotel Palace y otros de renombre de primera categoría que quedaban fuera del alcance del ciudadano medio, donde se ofrecía una habitación y un baño privados por un dólar y medio.
A principios del siglo XIX surge un nuevo segmento de viajero: el hombre de negocios que se desplaza sin intención de gastar lo que piden los hoteles de primera clase y tampoco dispuestos a meterse en una posada anti higiénica y antigua compartiendo dormitorio y baño con otros viajeros. Esta nueva demanda de una clientela creciente, la del hombre de negocios, trajo consigo la inauguración a principios del siglo XX del hotel Búfalo de Nueva York, con conceptos muy revolucionarios para la época como el concepto de diseño y el mantenimiento, que se consideran hoy día el fundamento de establecimientos posteriores e incluso de resorts de lujo.
En España ya existían hoteles en la década de 1910, pero eran pocos y de baja calidad, hasta que en 1916 se construyó en Sitges el primer edificio con el propósito expreso de convertirse en hotel. La publicidad del establecimiento, como se muestra en las diapositivas adjuntas, destacaba aquello que suponía una ventaja comparativa respecto al resto de los establecimientos para viajeros: todas las habitaciones tenían bañera, calefacción, luz eléctrica y agua corriente además de cama, armario con espejo y tocador con silla, que suponía, en aquellos días, el máximo de las prestaciones y confort que un establecimiento hotelero había llegado a ofrecer hasta el momento en nuestro país. Las reservas más rápidas en aquellos tiempos se hacían por telegramas, si bien, no eran las más frecuentes y generalmente la gestión de hacer y recibir confirmación de una reserva podía llevar varias semanas e incluso meses.
Casi en la misma época, se inauguró en Chicago el Stevens Hotel, que fue el hotel más grande del mundo hasta la construcción del lujoso Waldorf-Astoria de Nueva York que sigue siendo hoy día símbolo de lujo para quienes viajan a la gran manzana.
Tras la II Guerra Mundial, la industria hotelera entró en una nueva etapa de prosperidad en USA de la mano de los viajeros que en coche se desplazaban ahora si, hacia la costa oeste de los Estados Unidos, trayendo consigo el desarrollo de las cadenas de hoteles a 'pie de carretera'. De esa época son la mayoria de los Hilton, Sheraton, Holiday Inn o incluso Marriot. Como curisidad os cuento que Williard Marriot, famoso hotelero, comenzó como dueño de una restaurante de comida rápida, para ampliarlo después a cadena regional y terminar entrando en el campo del hospedaje hasta llegar a construir su imperio hotelero, cuya cadena ocupa hoy el segundo lugar en el mundo en la industria hotelera.
El avance de todos los medios de transporte, permitió a más gente viajar más lejos por menor coste. Esto llevó al aumento de la demanda de habitaciones solo para pernoctar y dió lugar a un nuevo tipo de establecimiento: el budget hotel o hotel económico, donde el viajero tenía un dormitorio con cuarto de baño limpios, sin lujos, pero cómodo e higiénico, solo para pernoctar. Ello permitía ahorrar costes y como consecuencia, ofrecer unos precios más bajos que sus competidores de las grandes cadenas.
Pero en la década de 1970, el mercado se saturó y la ocupación descendió del 70% al 50% debido al elevado número de hoteles que se habían construido, por lo que de nuevo, los establecimientos se 'reinventaron', abriendo el camino a los hoteles de diseño e inspiración vanguardista.
En 1990 la tendencia apuntaba a los servicios integrados, con un servicio completo y la competencia por los clientes empezó a ser más feroz que nunca antes, tanto en USA como en Europa, extendiéndose también a otros continentes como Asia, donde la industria hotelera tiene algunos de los mejores establecimientos del mundo hoy día.
Hoy en día, las nuevas tecnologías favorecen las reservas, la captación de mejores ofertas de transporte y alojamiento, el acceso a la información de la oferta, las críticas de otros clientes... e impulsan de nuevo una industria que desde los inicios más humildes, se ha desarrollado de forma imparable hasta llegar a ser una industria compleja que genera un alto porcentaje del PIB en paises como el nuestro, España, donde es una de las industrias más importantes.
Por Massimo Filippa
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